Como soldado, Alberto Bayo luchó en la Guerra del Rif y contra los fascistas en España. Como profesor, instruyó a Fidel, Che y los revolucionarios que algun día liberarían Cuba.
Índice
Introducción
En 1955 Alberto Bayo es un hombre de 63 años que ahoga una vida previa de espectaculares penas militares mientras administra una tienda de muebles y enseña idiomas en Ciudad de México. Un día del mes de julio suena el timbre de su puerta ubicada en el 67 de Country Club Avenue. Cuando el anciano que era tuerto se acerca a la puerta encuentra a dos hombres, uno de ellos es conocido suyo. Peña, este hombre, le dice: “General Alberto Bayo, este es Fidel Castro. Acaba de llegar de Cuba y desea conocerle…” [1]
Fidel entonces no era aun el héroe latinoamericano, mucho menos un revolucionario victorioso. A causa de un asalto fallido contra el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, su nombre había aparecido en los titulares de los periódicos, pero hacía un par de años ya que había cesado de ser noticia. Sin embargo, el general Bayo, se acuerda de este nombre. Y siente curiosidad por lo qué viene después.
“Deseo que se una a nosotros para coordinar una operación armada cuyo objetivo es derrocar al tirano de Cuba, el sargento Fulgencio Batista”, le dice Fidel a su sexagenario compatriota, exigente. “Cuando tenga hombres y dinero para comprar un barco, formaré una milicia, desembarcaré en Cuba y derrocaré a Batista. Deseo saber si usted nos echaría una mano enseñando tácticas de guerrilla a mis futuros soldados.” [2]
El General Bayo accede. Tal vez imagina que el joven de cara redonda es simplemente un soñador más; que con algo de suerte entrará razón y desistirá de sus ambiciones heroicas y que si no morirá tratando de ponerlas en práctica. Sin embargo, al cabo de unos meses, el joven regresa y vuelve a tocar su puerta. Ha reunido a los hombres, ha recaudado los fondos necesarios y ha venido a retomar la promesa hecha a Alberto Bayo.
Aproximadamente un año después, a bordo de un viejo yate, Fidel y su pequeño ejército emprenderán un viaje que cambiará para siempre la historia de América Latina.
La soledad del Quijote
Alberto Bayo Giroud nació el 27 de marzo de 1892 en la provincia cubana de Camagüey. Hijo de padre español, abandonó la isla a los seis años para estudiar, primero en Europa y luego en los Estados Unidos. De 1912 a 1915 se formó como piloto en la Escuela Militar de Aviación de Madrid y combatió en Marruecos de 1917 a 1927. Fue en este país africano, como miembro de la Legión española ofreciendo apoyo a la metrópoli durante la Guerra del Rif (1920-1927), donde se enfrentó a las tropas de Muhammad ibn Abd al-Karim al-Jattabi. [3] Este fue su primer encuentro con un arte que en tiempo llegaría a dominar: la guerrilla.
En África, cien veces nuestras unidades regulares pretendían, haciéndoles cercos a nuestros enemigos, coparlos. Cuando éstos se cerraban y nosotros nos veíamos las caras con nuestras propias tropas que se acercaban a nosotros y nos tocábamos, veíamos siempre con sorpresa que el enemigo se había diluido. Eso, repetido una y mil veces me hizo comprender que, cuando cuenta con el apoyo del campesino del lugar, el hombre de la guerrilla es invencible. [4]
Bayo terminó desarrollando gran simpatía por la causa de los rebeldes rifeños, y plasmó esta experiencia en un libro, Dos años en Gomara. De regreso a España se unió a la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA), una organización clandestina fundada por el teniente coronel Ernesto Carratalá para oponerse a la derechista Unión Militar Española (UME). El general Francisco Franco -superior de Bayo en la Guerra del Rif- aún no había llegado al poder, pero el hedor a pólvora y sangre en preludio de la Guerra Civil española ya estaba en el aire.
Cuando los fascistas se declaran en contra la coalición del gobierno republicano en julio de 1936, el entonces capitán Bayo propone liderar una campaña para liberar las islas caídas bajo el dominio de Franco: Formentera, Ibiza y Mallorca. En una serie de documentos explica la importancia estratégica de las islas para la causa antifascista:
La importancia estratégica de las Islas Baleares es excelente, pues colocadas en Mediterráneo, entre Italia y España, puede serles a los rebeldes de excelente ayuda y de gran apoyo las mencionadas islas, ya que no sería muy descabellado pensar que los fascistas algún día recibieran disimuladamente ayuda de los italianos, por medio de estas islas, sirviendo ellas de escalón, podíamos ser insistentemente hostilizados y amenazados. [5]
Bayo zarpa a bordo del destructor Almirante Miranda en Porto de Maó, en Menorca, con unos 3.000 hombres. Tiene previsto desembarcar en Mallorca, la mayor de las Baleares, el 16 de agosto de 1936, al amanecer. El día de la operación el mar está agitado, y justo antes de dirigirse tierra adentro en lanchas, Bayo pronuncia un discurso en el que dice que el único privilegio del que quiere disfrutar es ser el primero en pisar la isla antes de liberarla. Al acercarse a la orilla, se lanza desde la lancha al mar y nada con la mano izquierda; la derecha, levantada por encima del agua, sujeta su pistola. Sus botas pisan la isla a las 6:30 de la mañana.
Bayo tuvo razón a medias: efectivamente, los fascistas españoles recibirían apoyo de sus homólogos italianos. Sin embargo, esto ocurre mucho antes de lo que había previsto: impedirían la conquista que pretendía liderar. El apoyo aéreo italiano llega unos meros 11 días después, el 27 de agosto, y no tarda en derribar los pequeños aviones anfibios con los que contaban los republicanos. El 12 de septiembre de 1936, tras tres semanas de combate, la batalla esta perdida. La isla sería una base militar fascista por el resto de la guerra.
En 1985, Don Jaime Farré Tur, en ese entonces uno de los muchos jóvenes combatientes bajo las órdenes de Bayo, en una serie de extensas entrevistas con el cronista Rafael Massanet, especula sobre las razones de este fracaso militar. En su opinión, Bayo era un ingenuo y las altas esferas de la dirección antifascista carecían de visión política. Los republicanos de Madrid, por un lado subestimaron la amenaza de la guerra, y por otro interpretaron con recelo la operación como una táctica expansionista encubierta por parte de sus aliados catalanes. Mientras tanto, subestimando la importancia de las Baleares, los catalanes siguieron el ejemplo de Madrid y sólo ofrecieron un compromiso a medias. Los oficiales y soldados, por su parte, hicieron gala de una marcada indisciplina. [6]
Hizo lo que creyó debía hacer, pero le engañaron desde arriba y no le obedecieron desde abajo. Ahí radica su tragedia; ahí está la gran soledad del hombre que sabe no puede flarse de persona alguna, mientras tiene entre manos la empresa de sus sueños que se le va escurriendo como un puñado de polvo. Si yo supiera llorar, amigo, lloraría por Alberto Bayo. [7]
A su regreso a Barcelona, Bayo es interrogado y juzgado por el Comité de Milicias. Se le acusa de ineptitud y cobardía, pero se le declara inocente. Con España en guerra, se traslada al frente en Madrid. El Ejército Expedicionario de África, la rama del Ejército español creada para hacer frente a las tribus rifeñas, tiene en ese momento como objetivo la conquista de Madrid. Bayo propone organizar pequeños grupos, armados con entrenamiento de guerrilla, contra ellos. Según Manuel Cruells, la lógica era la siguiente:
Querían pasar de la guerra regular a la guerra irregular, por lo menos mientras sus unidades se encontraban en desventaja frente a un ejército bien abastecido y con cadenas operativas intactas. [8]
En otras palabras, Bayo quería traer la Guerra del Rif a Madrid. De este modo obligaría al Ejército Expedicionario a repetir errores del pasado como dividirse en flancos sólo para fracasar en intentos de capturar enemigos desvanecimientes. Sin embargo, la iniciativa de Bayo fue boicoteada por el ministro Indalecio Prieto, quien incluso llegó a imponer arresto domiciliario al aviador, en respuesta a la publicación de su folleto La guerra será de los guerrilleros.
Años después, en 1938, se le permite por fin a Bayo formar un cuerpo guerrillero, pero ya es demasiado tarde. La guerra termina en 1939 y Bayo es evacuado a Francia. Allí realiza labores de contraespionaje para el campo de los Aliados. [9] Más tarde pasa un año en Cuba y finalmente se traslada a México. En 1944 publica su recolección Mi desembarco en Mallorca.
Durante la siguiente década trabajará como profesor de idiomas en la Universidad Latinoamericana, en la Escuela de Mecánica Militar de Aviación de Guadalajara, y como propietario de una tienda de muebles. En este periodo también entrena guerrilleros nicaragüenses -que le nombran general- y costarricenses, y mantiene contacto con grupos involucrados en la Legión del Caribe.
Este renombre es precisamente lo que propicia aquel fatídico encuentro de 1955 con Fidel en la puerta de su casa, y una promesa de formación aún por cumplir.
Un desembarco en Cuba
Con el retorno de Fidel, Bayo se compromete a tres horas diarias de entrenamiento militar. “No. General Bayo, no es eso. Queremos de usted el día entero. Es preciso que se desentienda de todos sus quehaceres, de todos absolutamente, y se dedique de lleno a nuestro entrenamiento las 24 horas del día! ¿Para qué quiere usted una fábrica de muebles, si dentro de muy poco nos veremos en la isla dorada donde usted y yo nacimos, libres del monstruo que la oprime?”, responde Fidel. [10]
Aunque Bayo tiene ya 64 años, la terquedad de Fidel es contagiosa. Bayo vende su tienda y renuncia a su puesto para entrenar a los futuros guerrilleros, cada día durante seis meses. Los estudiantes-rebeldes se dividen primero en grupos de diez o doce en varias casas de la Ciudad de México, y reciben clases de teoría. Cuando las lecciones conceptuales llegan a su fin, y bajo las órdenes de Fidel, Bayo busca un rancho donde puedan recibir formación militar práctica. Encuentran la propiedad perfecta en el municipio de Chalco, a poco más de una hora de la Ciudad de México. Se trata de un terreno grande, de aproximadamente 200 hectáreas, en medio de una región montañosa y árida, propiedad de un ex combatiente de la Revolución Mexicana que ni siquiera sabe para qué utilizarán la tierra esos cubanos.
La formación en el rancho Santa Rosa comienza en mayo de 1956. Los guerrilleros se levantan a las 5 de la mañana, limpian sus cuarteles y desayunan. Luego vienen los ejercicios militares, el manejo y la limpieza de armas, el lanzamiento de granadas y la defensa personal. [11] También hay sesiones nocturnas ocasionales, con marchas que comienzan a las 8 de la noche y duran entre 5 y 7 horas. Bayo siguió al pie de la letra su manual 150 preguntas a un guerrillero:
[El guerrillero] hará largas marchas hasta poder alcanzar las que tengan unas 15 horas de duración, con un pequeño descanso de diez minutos cada cuatro horas y además se entrenará en las jornadas nocturnas con duración míninma de ocho horas. [12]
Fidel, quien ya tenía cierta experiencia militar, se queda atrás en la Ciudad de México con compañeros como Ciro Redondo, Jesús Reyes y Héctor Aldama para ocuparse de la logística y los suministros del campamento, así como de los preparativos para el desembarco en Cuba. Sin embargo, de vez en cuando también va al rancho a recibir algunas lecciones. El Che Guevara participa en todos los entrenamientos y, a pesar de ser el jefe del personal del campamento, encuentra tiempo para unas partidas de ajedrez con el general Bayo, que a su vez sigue una estricta dieta para prepararse para los días en que luchará en Cuba.
Sin embargo, los futuros expedicionarios ya están bajo la atenta mirada de la inteligencia de Batista en México, así como de la policía secreta del país. El 1 de junio, el Agregado Naval de la Embajada de Cuba, Nicolás Cartaya Gómez, envía un informe confidencial a la isla, notificando que el grupo de Fidel ha completado sus prácticas de armas de fuego y que hay rumores de que pronto lanzarán su revolución. Esta información no está del todo acertada: el primer grupo de guerrilleros esta estableciendo campamentos en las colinas que rodean la propiedad para acostumbrarse al estilo de vida al que estarán sujetos en los próximos años. El segundo grupo de combatientes llega al rancho a mediados de junio, por lo que en total hay unos 30 hombres en la propiedad. Sólo unos días después, el 21 de junio, todos son detenidos. Sin embargo, el destino fue tal que quienes llevaron a cabo esta operación fueron hombres de la Policía Federal mexicana, que en un principio creyeron estar tratando con un grupo de contrabandistas. La operación policial se desarrolla por etapas, y tanto Fidel como el Che son detenidos junto con otros 20 cubanos, pero Bayo escapa. Aproximadamente un mes después, los cautivos son liberados y la misión adquiere un renovado sentido de urgencia. [13]
El 25 de noviembre de 1956 al amanecer, 82 revolucionarios entrenados por Bayo parten de Tuxpan, México, en el yate Granma. Dejan atrás a varios combatientes, entre ellos al anciano tuerto que tanto esmero le había puesto a instruírlos en el arte de la guerra. Bayo, deprimido, relata las secuelas de esta hazaña:
Cuando la docena de patriotas que nos quedamos en México nos enteramos de aquella marcha y nuestra quedada; la rabia, la indignación, la desesperación, el odio, y la venganza, la cólera, la furia y sus hermanas y hermanastras nombraron a todos los miembros de todas las familias de los que iban en el «Granma». […] Jamás pensé un momento que me fueran a dejar en tierra después de mis 24 días de ayuno y de mis 63 eternos días perseguido por la policía mejicana. [14]
Los revolucionarios desembarcan en Cuba una semana después, el 2 de diciembre. Dos años después lanzarán su ofensiva final contra el régimen de Batista, inaugurando la primera revolución socialista en las Américas.
Al aprender de su triunfo, el aviador se deshacía en elogios:
El corazón me saltaba en el pecho. No podía evitarlo. Vea, mis alumnos aprendieron tan correctamente las lecciones que ahora Fidel puede enseñarme a mí. Quiero ver al Che Guevara, a Camilo, a Raulito, a fin de que me digan cómo se las arreglaron para aprender a pelear en las ciudades, porque –lo confieso– yo no les enseñé eso. [15] [16]
Y el Che se expresa con reciprocidad en un prefacio a los recuerdos de Bayo:
Para mi constituye un honor el poner estas líneas a los recuerdos de un gladiador que no se resigna a ser viejo. Del general Bayo, Quijote moderno, que solo teme de la muerte el que no le deje ver si patria liberada, puedo decir que es mi maestro. [17]
Bayo seguiría desempeñando un papel en las revoluciones de la región, entrenando a guerrilleros contra las dictaduras de Trujillo (República Dominicana) y Somoza (Nicaragua). El Che Guevara, por su parte, llego a conocer en persona al viejo rival de Bayo, al-Jattabi, en El Cairo en 1959. [18]
Conclusión
A lo largo de su vida, las aventuras militares de Alberto Bayo lo llevaron de fracaso en fracaso. Sin embargo, nunca falló en aprender de sus derrotas. Aprendió de las humillaciones a las que fue sujeto por las tropas de Abd al-Karim al-Jattabi — no sólo de la estrategia de la guerrilla, sino también de su espíritu de libertad, lo que le movió a convertirse en un cauteloso admirador de sus antiguos enemigos. También se vio frustrado en su intento de expulsar a los fascistas de las Baleares, cosechando amargas lecciones de un desastroso desembarco. Deambuló por el mundo -estudiante en América, combatiente español en África, antifascista en España, espía en Francia, profesor en México- y esto lo preparó para un rol que probablemente nunca pensó jugar: mentor de un pequeño grupo de guerrilleros que liberarían su propia patria, la cual había abandonado en la temprana infancia. La muerte no impidió que este Quijote la viese liberada.
Alberto Bayo, el soldado cuya mirada torcida no dejo nunca de buscar el lado correcto de la historia, murió el 4 de agosto de 1967, en La Habana, como Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
[1] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]
[2] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]
[3] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]
[4] Alberto Bayo, Mi aporte a la Revolución Cubana (1960). [web]
[5] Rafael Ferrer Massanet, “Capitán Bayo” (III, 1985-10-05), Perlas y Cuevas. [web]
[6] Rafael Ferrer Massanet, “Capitán Bayo” (XI, 1986-01-25), Perlas y Cuevas. [web]
[7] Rafael Ferrer Massanet, “Capitán Bayo” (V, 1985-11-02) Perlas y Cuevas. [web]
[8] Manuel Cruells, La expedición a Mallorca, 1936 (1971).
[9] Manuel P. Villatoro, 2020. “Alberto Bayo: el legionario español que fue un héroe de la II República y adiestró a Fidel Castro”. ABC Historia. [web]
[10] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]
[11] Jan Martínez Ahrens, 2015-05-19. “Fidel Castro e Che Guevara, detidos”. El País Brasil. [web]
[12] Alberto Bayo, 150 Questions for a Guerilla (1955). Question 15. Hosted at the CIA Reading Room. [web]
[13] Existen documentos desclasificados al respecto de esta operación, y ayudan a entender por qué los rebeldes fueron liberados. Al parecer, o bien no se les consideró una amenaza seria (la justificación de la redada era el contrabando, y en este sentido fue decepcionante), o bien hubo alguna expectativa “maquiavélica” de utilidad futura por parte del jefe del espionaje mexicano, Fernando Gutiérrez Barrios. [19]
[14] Alberto Bayo, Mi aporte a la Revolución Cubana (1960). [web]
[15] Manuel P. Villatoro, 2020. “Alberto Bayo: el legionario español que fue un héroe de la II República y adiestró a Fidel Castro”. ABC Historia. [web]
[16] Sobre Raúl Castro, hermano de Fidel, Bayo dijo algunas cosas interesantes: “Si los locos asesinos algún día segaran la vida de Fidel Castro, creyendo que sacrificándole se iba a apagar la luz de la revolución cubana, no saben, no tienen la más ínfima idea del hombre que iba a recoger la antorcha del suelo caída, pues Raúl es Fidel multiplicado por dos en lo que a energía se refiere, en lo que a inflexibilidad se refiere, y en lo que a fibra se refiere”. [20]
[17] Manuel P. Villatoro, 2020. “Alberto Bayo: el legionario español que fue un héroe de la II República y adiestró a Fidel Castro”. ABC Historia. [web]
[18] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]
[19] Jan Martínez Ahrens, 2015-05-19. “Fidel Castro e Che Guevara, detidos”. El País Brasil. [web]
[20] Antonio Palerm, “Alberto Bayo, maestro de guerrilleros” (2013). Le Monde. [web] [web]