Roderic Day
Publicación original: twitter.com

Dos constituciones del Perú (2020)

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Cada vez que se desata un incidente político en Latinoamérica, en vez de informar y aclarar, muchos “expertos” se lanzan a insistir una y otra vez que la situación es demasiado compleja como para entenderla en anticuados términos políticos de izquierda-derecha.

Sobre Venezuela, FOX News cerciora que cualquier logro durante el periodo Chavista se debe a que “el sector privado domina la economía Venezolana” [1]; Joanna Hausmann, hija de un poderoso funcionario golpista, acude a las páginas del New York Times para insistir que las “izquierdas progresistas” deberían apoyar a Guaidó [2]; y Guaidó pregunta en Twitter, “¿Aprobaría [a Maduro] quienes creyeron en Chávez? ¿Lo aprobaría su hija María Gabriela?” [3] Durante el golpe de estado del 2019 en Bolivia se nos explica que Evo Morales es en realidad un “asesino de la naturaleza” [4] y que representa al “neoliberalismo con un rostro indígena.” [5] El propósito de todo este ruido es impedir que surja un frente amplio basado en solidaridad socialista.

No sorprende cuando muchos comentaristas empiezan a trabajar la perspectiva de que la situación en el Perú nada tiene que ver con el neoliberalismo — es simplemente la impenetrable complejidad de un país informal e inexplicable. Se nos explica que debemos evitar “imponer políticas de izquierda-derecha sobre lo que ocurre en el Perú” [6] ya que lo que existe es “una política sin lealtades partidarias ni vínculos entre candidatos, partidos y sociedad.” [7] La gente en las calles no tiene objetivos materiales concretos; les preocupa “el balance de poderes del país.” [8]

Entonces, en lugar de caer presos de una profecía autocumplida, atengámonos a ciertos hechos incontrovertibles sobre la trayectoria del Perú, plasmados en la historia de su documento político más ilustre. La constitución del 79 y la constitución del 93 cristalizan, cada una en su momento, un desenlace temporáneo de la clásica lucha entre las tendencias políticas de izquierda y derecha en el contexto peruano. Ciertos artículos fueron reemplazados básicamente mano-a-mano, y el contraste es ejemplar:

Constitución de 1979

113. El Estado ejerce su actividad empresarial con el fin de promover la economía del país, prestar servicios públicos y alcanzar los objetivos de desarrollo.

114. Por causa de interés social o seguridad nacional, la ley puede reservar para el Estado actividades productivas o de servicios. Por iguales causas puede también el Estado establecer reservas de dichas actividades en favor de los peruanos.

116. El Estado promueve y protege el libre desarrollo del cooperativismo y la autonomía de las empresas cooperativas. Asimismo estimula y ampara el desenvolvimiento de las empresas autogestionarias, comunales y demás formas asociativas. [9]

Constitución de 1993

59. El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la moral ni a la salud ni a la seguridad pública. El Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas empresas en todas sus modalidades.

60. El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se sustenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de empresa. Solo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional. La actividad empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento legal. [10]

El Comercio, el periódico más importante del país, presenta el siguiente resumen en el 2011:

La del 79 permitía una mayor intervención del Estado, mientras que la del 93 es una carta que limita esta intervención. Sobre la del 79, consideró que está más orientada a lo social y estatal, y no establecía restricciones para que el Estado desarrolle actividad empresarial. La del 93 es más pro empresa privada (…) dice que el Estado puede realizar empresa privada, pero en forma subsidiaria y cuando se apruebe por ley. La del 93 es más favorable para las inversiones porque habla de una economía de mercado más desarrollada, aunque con algunas pinceladas sociales. [11]

Entonces, ¿qué se entiende?

La de 1979 es una constitución al estilo socialdemócrata europeo, se puede leer como una respuesta a las causas por las cuales llega al poder la dictadura militar de izquierda del General Velasco; es decir, la motivación detrás de la Reforma Agraria (gigantescas haciendas en manos privadas y relaciones laborales casi feudales) [12]. Explícitamente se declara al Estado como un ente central e importante para intervenir y corregir estos errores, reservando si es necesario franjas de la economía. Aboga por la colaboración entre clases.

Entre 1979 y 1993 tenemos, por el lado internacional, el auge del neo-liberalismo de Reagan y Thatcher [13], y el triunfalismo capitalista a causa de la caída de la Unión Soviética. Por el lado doméstico, tenemos el abuso de los poderes otorgados al Estado por parte de Alan García, quien con su corrupción e ineptitud lleva al país a desastrosa hiperinflación, íntimamente atada a su nacionalización de la banca [14]. Esto coexiste con el auge de Sendero Luminoso y sus actos terroristas. Sendero no solo destruye la reputación política de la izquierda en el país con sus masacres, asesina además a varios importantes líderes con proyectos más compatibles a las realidades nacionales, como Maria Elena Moyano.

Entonces, 1993 se presta perfectamente para una constitución ultra-capitalista al estilo de Pinochet. Fujimori y su “autogolpe” se entienden como un claro ejemplo de que las ligaduras estatales impedían hacer las cosas bien. Nadie está en posición de defender las virtudes de un buen Estado. Entonces esta vez la constitución amarra al Estado, y no le permite más que actuar como monitor impotente del comercio empresarial. De esta manera, el sector privado crece y el sector público se achica. Se insiste en tratar a actores estatales sin fines de lucro y a comerciantes empresariales con las mismas leyes, impidiendo así al pueblo de competir directa y favorablemente para forzar ciertos resultados. Este es un rol básico de cualquier gobierno con dos dedos de frente. Intervenciones estatales en la salud, la educación, el internet y el transporte público establecen un estándar. Si esta constitución le permite al Estado peruano desempeñar ciertas funciones, es bajo un marco en el que se asegura que obtenga una mala reputación, como una pésima alternativa comparada con las ofertas privadas.

Los EEUU forjan a sus vasallos [15] en su imagen y semejanza: pura alabanza al “emprendedor” y la supuesta innovación competitiva de los agentes de mercado, enfoque total en el automóvil y abandono al transporte público, entretenimiento mediático definido por su vulgaridad y crueldad, etc.

El Perú es un país donde el negocio principal es la exportación de recursos — la minería — y no tenemos una empresa estatal que desarrolle talento técnico nacional, o siquiera capture la mayoría de sus ganancias. Es absurdo imaginar a China, o Noruega, o Bolivia, abandonando el destino nacional a los albedríos de compañías privadas basadas en América del Norte, como lo hace el Perú con compañías americanas y canadienses.

Hay que entender que Vizcarra, el presidente interino cuya vacancia forzosa constituye el golpe de estado, no representaba un gobierno antepuesto a estas realidades. Vizcarra asume el poder en calidad de vicepresidente cuando el presidente bajo el cual sirve es vacado dado su corrupto involucramiento en el caso Odebrecht. Y este presidente, Pedro Pablo Kuczynski, es un presidente que, en capacidad de funcionario más alto del estado peruano, va a la Universidad de Princeton, y, en inglés, le dice a una audiencia de estudiantes de la élite americana:

Bueno, ustedes saben, los EEUU se enfocan en áreas que causan problemas como el Medio Oriente, etc. No invierten mucho tiempo en Latinoamérica, que es como un buen perro durmiendo en la alfombra que no le causa problemas a nadie. Pero en el caso de Venezuela, sí, es un inmenso problema… [16]

Vizcarra es vacado por intereses mafiosos y reaccionarios, y no le faltan los social-conservadores evangélicos. Por eso es que la gente joven y progresista sale a las calles, y no pide la restauración de Vizcarra, sino una nueva constitución.

Cualquier chino, incluso cualquier europeo, se mata de risa viendo a los peruanos siguiendo como borregos el modelo americano. Muchos no entienden, o no quieren entender, que toda la riqueza americana — pésimamente distribuida, dicho sea de paso — proviene del saqueo al que han sometido al planeta. Esto es algo que el Perú jamás hará (aunque algunos se beneficien del saqueo del Perú mismo).

Todo latinoamericano debería estar buscando modelos de desarrollo, analizando como han hecho sociedades fracturadas por el colonialismo como Vietnam para salir adelante pacíficamente, para defenderse del Lawfare [17] y la extorsión económica vía sanciones [18], para desarrollarse con seria atención a la equidad; evitando así los resultados destructivos de la desigualdad social que vemos en el Perú.

Pero solo tenemos ojos para los países gringos, siempre subestimando lo podridos que están por dentro, y creyéndonos el mito del “sueño americano,” a pesar de que se empiezan a caer a pedazos mientras países que rechazaron su ideología sobreviven y empiezan a lucirse (especialmente durante el COVID-19).

¡Algún día!


[1] July 2010. What socialism? Private sector still dominates Venezuelan economy despite Chavez crusade. FOX News. [web] 

[2] Joanna Hausmann. April 2019. Lo que las izquierdas progresistas no entienden de Venezuela. New York Times. [web] 

[3] Juan Guaidó. February 2019. Twitter. [web] 

[4] Dan Collyns. September 2019. ‘Murderer of nature’: Evo Morales blamed as Bolivia battles devastating fires. The Guardian. [web] 

[5] Christine Mathias. November 2019. The World Upside Down in Bolivia. Dissent Magazine. [web] 

[6] Michael Baney. November 2020. Twitter. [web] 

[7] Alberto Vergara. November 2020. La democracia peruana agoniza. New York Times. [web] 

[8] November 2020. Peru president’s ouster sparks wave of youth-led protests. Reuters. [web] 

[9] Constitución para la República del Perú. 1979. [web] 

[10] Constitución Política del Perú 1993. 1979. [web] 

[11] Rocío La Rosa. August 2011. Lo positivo y lo negativo de las constituciones del 79 y 93. El Comercio. [web] 

[12] June 2019. La Revolución y la Tierra. [trailer] 

[13] Sam Kriss. July 2017. The One Word Guaranteed to Make the Corporate Pundit Class Squirm. AlterNet. [web] 

[14] Ana Murillo. July 1987. Alan García interviene el sistema bancario y propone su nacionalización en Perú. El País. [web] 

[15] July 2001. CIA gave at least $10 million to Peru’s ex-spymaster Montesinos. The Center for Public Integrity. [web] 

[16] Pedro Pablo Kuczynski. February 2017. Princeton University Alumni Day 2017. [web] 

[17] September 2020. Opposing Lawfare in Latin America. UK Parliament Early Day Motions. [web] 

[18] Max Blumenthal. September 2020. Twitter. Review of Richard M. Nephew’s The Art of Sanctions. [web]